Hoy quiero liberar al Señor Coco de la oscuridad y del agobio de estar encerrado en mi habitación claustrofóbica y sacarlo por las calles bonitas de Barcelona, a descubrir la ciudad.
10:30
Primero, le enseño el puerto, porque está cerca de casa para que disfrute de la brisa suave del viento. Allí vigilamos a los guiris que pasan, hasta que ya no tenemos ganas de ver sus caras rojas.
14:00
Así que subimos al Castell de Montjuïc en autobús. Ahí percibimos una brisa fuerte. También hay turistas allí arriba, pero además disfrutamos de un panorama fenomenal de toda Barcelona.
16:30
Regresamos al centro de Barcelona para comer tapas. No compartimos las tapas porque después de una operación, la digestión del Señor Coco ya no funcionaba. Sin embargo, dividimos la cuenta en partes iguales, porque así se hace en España y no queremos causar mala impresión.
19:00
Después de comer, regresamos a casa para tomar una ducha y prepararnos para la noche.
22:00
Estamos listos para salir y encontrarnos con mis amigos para hacer botellón en Gracia.
Allí bebemos, charlamos –al Señor Coco le gusta más escuchar que hablar, porque es tímido–
y para cerrar, cantamos canciones españolas.
00:30
Ya medio borrachos, nos vamos al Razzmatazz para bailar y conocer gente. Señor Coco no tiene tanto éxito conociendo a gente, porque se siente observado. Me confiesa que no se siente en el lugar adecuado y que quiere regresar a casa porque necesita tiempo para pensar.
03:00
Señor Coco está en casa y yo regreso al Razzmatazz para seguir la fiesta y canto en voz alta: --que no paren la fiesta…
10:00
Me despierto bajo una palmera y me duele la cabeza. No sé como llegué allí pero todavía tengo la cartera, el móvil y las llaves. Me alegro de ello y regreso a casa.